Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Somos seres humanos. Sentimos. Las emociones nos influyen a la hora de hacer. Expresamos nuestras emociones de maneras diferentes. Mediante palabras, movimientos, acciones…
Si estás enfadada, puede que te dé por gritar. Si estás contenta, puede que también te dé por gritar. Pero el grito seguramente será muy distinto en ambas situaciones.

Una forma de canalizar las emociones es comiendo. Es normal, la alimentación emocional existe desde que nacemos como mecanismo de gestión emocional. La lactancia materna nos calma además de alimentarnos.
Algunas emociones son incómodas, y para gestionarlas es posible que nos dé por comer más cantidad o alimentos a los que no sueles recurrir. Es normal. Pasa a menudo. La comida es una forma de gestión emocional. Y también puede serlo para tus peques.
De hecho, muy es posible que tus peques imiten tu forma de gestionar las emociones. Si tú comes, ellos también gestionarán sus emociones comiendo. Puede que incluso tú misma les hayas ofrecido ciertos alimentos para calmarles. Para que se entretengan y no sufran. Para evitar que sientan miedo, ira o vergüenza. Seguro que lo has hecho con tu mejor intención.

Sin embargo, si estás usando alimentos poco nutritivos como pueden ser galletas, postres lácteos azucarados, bollería, pasteles, dulces, chucherías… Tengo que decirte que no es lo mejor que podrías hacer si te preocupa la salud y los buenos hábitos de tu familia.
Para empezar, mi único consejo hoy es que te cuides tú misma. Cuando empieces a cuidarte y a tratarte con el amor que mereces, tus peques también empezarán a hacerlo.
Y cuidarte también significa cuidar de tu alimentación. En los momentos de miedo, de ansiedad, de agobio y de rabia, más todavía.
Quiérete.
Cuídate.
No te juzgues.
Todos estamos aprendiendo.
Aunque no lo hagamos perfecto, lo hacemos lo mejor que podemos.
Te abrazo.
Comparte esta entrada:
Entradas recientes
- Cómo influye la publicidad en nuestra forma de comer
- 10 razones por las cuáles necesitas una dietista-nutricionista en tu vida
- Lo que la industria alimentaria no quiere que sepas: el secreto mejor guardado para conseguir que tus peques coman sano
- ¿Cuánto pagarías para evitar que tus peques tuviesen una enfermedad?
- Magia en la infancia. Entrevista a Beatriz Pinto.